viernes, 4 de diciembre de 2009

ADVIENTO


De un leño seco hizo leña como siempre, un leñador.
¡Solo era un tronco inservible, perdido en aquel rincón…!
No importaba si fue el viento el que un día lo arrancó, si se desgajó de un árbol, si el torrente lo arrastró.
Era un pobre tronco seco que en el fuego terminó.

Junto al camino, otro leño se tropezó un sembrador.
Parece que estaba seco, pero el buen hombre pensó:
“Quizá la savia escondida corra aún por su corazón; tal vez haya una semilla germinando en su interior”.

Y empezó a regar la tierra y en lo imposible esperó, hasta que un día una planta del tronco seco brotó.

Cuando pases por las calles no vayas de leñador, ten la mirada profunda y el paso del sembrador que toma el pulso a la vida y la alienta con tesón, que en las noches del invierno no duda que saldrá
el sol, que cree que algo renace si algo muere por amor, que siempre espera en lo bueno que hay en cada corazón.

No es fácil ir por el mundo
haciendo de sembrador.
Está la tierra en sequía
y es muy dura la labor…

Pero Dios sigue apostando por la vida que creó; y Él hará que brote un día del seco tronco una flor.

lunes, 19 de octubre de 2009

“JÓVENES, ¿QUE BUSCAN?”

“Jóvenes, sus búsquedas son el tesoro más grande que ustedes tienen y constituyen un desafío muy serio para los que caminan con ustedes”.


Les he visto llenar estadios con el Santo Padre en la tribuna. Después les he visto llenar estadios con gente en la tribuna que poco tienen que ver con el Santo Padre. Me es difícil encontrar una respuesta a mi pregunta en los estadios que llenan los jóvenes.
A ustedes les dicen el futuro del país, pero ustedes muestran muy poco interés para la política que es herramienta indispensable para la construcción del futuro del país. También les dicen protagonistas de vida nueva, pero para divertirse, para comunicarse, para programarse, para ganarse algo, ustedes suelen entrar dócilmente en ambientes donde no faltan viejos traficantes con los intereses de los jóvenes. También les llaman con el hermoso nombre de centinelas de la mañana. Sin embargo les veo bien acaparados por el presente y lo que es momentáneo. Hace pocos años, en un evento juvenil en Chimbote, se les decía cantera de valores, pero puede haber varios de ustedes parados en la esquina que no ayudan, ni con la mirada, al pobre diablo que a dos metros de distancia de ustedes empuja solito su carro malogrado. A ustedes les dicen generosos y capaces de heroísmo, pero en la combi el joven suele ceder su asiento a la viejita, cuando el cobrador insiste en que lo haga.

Las “chapas” bonitas para calificar la juventud son invenciones de los adultos. El número 443 del Documento de Aparecida es un precioso botón de muestra de la visión optimista e ingenua que los “presbíteros” suelen tener de los jóvenes. Quisiéramos que sean como nosotros queremos. No nos es fácil entenderles. ¿Qué buscan los jóvenes?.


continua...

lunes, 12 de octubre de 2009

I. LA VOCACIÓN Y LA MISIÓN DE LOS LAICOS EN EL MUNDO



La vocación específica de los laicos

a. En la visión de la Iglesia como pueblo de Dios y en su teología de la Iglesia – misterio de comunión Vaticano II supera definitivamente la definición negativa y privativa del laico. Aparecida tiene sus razones para recalcar la definición de la vocación laical en Vaticano II: “Los fieles laicos son los cristianos que están incorporados a Cristo por el bautismo, que forman el pueblo de Dios y participan de las funciones de Cristo: sacerdote, profeta y rey. Ellos realizan, según su condición la misión de todo el pueblo cristiano en la Iglesia y en el mundo” (209).
La exhortación apostólica postsinodal “Christifideles Laici”, veinte años después del Concilio, pide buscar “vías concretas para lograr que la espléndida teoría sobre el laicado expresada por el Concilio llegue a ser una auténtica praxis eclesial” (ChF 2). Cabe la pregunta: ¿Por qué la claridad y excelencia de esta definición no penetró en el ser y en el hacer del laicado? ¿Por qué no ayudó suficientemente a dar el paso de un cristianismo de tradición y costumbre social a una fe personalizada y motivada por una mística? ¿Por qué los Obispos en Puebla ven “como un escándalo y una contradicción con el ser cristiano la creciente brecha entre pobres y ricos...una situación de pecado social, de gravedad tanto mayor por darse en países que se llaman católicos?” (cf P 28).

b. Como respondiendo a una debilidad generalizada de la Iglesia latinoamericana y a la inoperancia de muchas vocaciones específicas, Aparecida vitaliza y existencializa la definición clásica del laicado por su espiritualidad del encuentro vivencial con Cristo, como fundamento del discipulado misionero y de toda vocación específica en la Iglesia.
El artículo 243 del documento de Aparecida encierra lo que la V Conferencia General tipifica como condición de renovación eclesial: “El acontecimiento de Cristo es, por lo tanto, el inicio de este sujeto nuevo que surge en la historia y al que llamamos discípulo: “No se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva”. Esto es justamente lo que, con presentaciones diferentes, nos han conservado todos los evangelios, como inicio del cristianismo: un encuentro de fe con la persona de Jesús (cf. Jn 1, 35-39)”.

JÓVENES



¿Que les queda por probar a los jóvenes
en este mundo de paciencia y asco?

¿Sólo grafitti? ¿Rock? ¿Escepticismo?


También les queda no decir amén,
no dejar que les maten el amor,
recuperar el habla y la utopía,
ser jóvenes sin prisa y con memoria,
situarse en una historia que es la suya,
no convertirse en viejos prematuros.
¿Qué les queda por probar a los jóvenes
en este mundo de rutina y ruina?

¿Cocaína? ¿Cerveza? ¿Barras bravas?

Les queda respirar, abrir los ojos,
descubrir las raíces del horror,
inventar la paz así sea a ponchazos,
entenderse con la naturaleza
y con la lluvia y los relámpagos,
y con el sentimiento y con la muerte,
esa loca de atar y desatar.
¿Qué les queda por probar a los jóvenes
en este mundo de consumo y humo?
¿Vértigo? ¿Asaltos? ¿Discotecas?

También les queda discutir con Dios,
tanto si existe como si no existe,
tender manos que ayudan,
abrir puertas entre el corazón propio y el ajeno.
Sobre todo les queda hacer futuro
a pesar de los ruines del pasado
y los sabios granujas del presente.
Mario Benedetti

lunes, 28 de septiembre de 2009

La misión (Mt 28, 16-20)


V a y a n: ¡Pónganse en marcha! La Iglesia de Cristo no será, sino peregrinando, desinstalándose, emprendiendo nuevos caminos. El evangelio de Mateo se dirige a comunidades en situación difícil, en ruptura con el judaísmo y perseguidas por el imperio romano, tentadas de arrinconarse y aislarse y desde luego quedarse paralizados por el desaliento. Es una tentación bien actual: muchos de nosotros están tentados de refugiarse en comunidades que implementan remansos de paz o en comunidades fundamentalistas que ofrecen seguridad.

A todas las gentes: Tú eres generoso y piensas en pueblos de África y Asia mortificados por el hambre y la violencia. El Obispo de Chimbote nos ha pedido practicar la itinerancia misionera casa por casa. Chimbote es un conglomerado de todas las sangres y la mayoría de sus habitantes quedan excluidos de los factores de humanización en la sociedad y en la Iglesia. A pocos kilómetros de Moro hay pueblos que hablan un idioma que tendríamos que aprender.

Hagan discípulos: La expresión invita a emprender un trabajo, un esfuerzo que se hace con las manos y la cabeza. No se puede imponer la fe, no se puede nivelarla a meras formas culturales, no se puede implantarla con estructuras e ideologías políticas, no se puede venderla con regalos y paternalismos. En los documentos de Vaticano II, de Medellín, de la “Evangelii Nuntiandi”, de Puebla y de Santo Domingo hay pautas preciosas. Habrá que aplicarlas. Habrá que adoptar el estilo de evangelización de Jesús, mantenerse en Galilea, acompañar el anuncio de la Buena Nueva con señales a favor de una humanidad golpeada por lo que es inhumano.

Bautícenles en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo:
El Dios trinitario, comunidad de relaciones perfectas de donación y acogida mutuas, es glorificado cuando en el bautismo y en los demás sacramentos celebramos el misterio pascual, que nos introduce en el corazón de Dios para que tengamos vida y comuniquemos vida. El rito sacramental vaciado de interioridad no edifica Iglesia, no forma a discípulos y misioneros. El culto y los ritos vacíos mas bien serán utilizados para fines sociales y fiestas mundanas.

Enséñenles a cumplir todo lo que yo les he mandado:
Enseñar a cumplir; no sólo enseñar para saber. Este mandato es acatado, cuando el discípulo es acogido en una familia y en una comunidad cuyos miembros lo acompañan, se sienten responsables de el, despiertan sus dones y carismas y lo apuntalan en sus debilidades. La familia y la comunidad cristiana tienen una vocación y una virtud que no puede asumir ningún curso de teología; la vitalidad de comunidades cristianas, de comunidades religiosas y familias cristianas es decisiva para la evangelización.

1. La promesa: “Yo estaré con ustedes todos los días hasta el fin del mundo”.
He aquí el eco de las palabras de Dios a tantos enviados a lo largo de la historia de la salvación especialmente dirigidas a quienes se resisten. La misión confiada supera las fuerzas humanas. Jesús es el primer evangelizador y toda auténtica evangelización acontece en Él.

¡Discípulo y misionero, tienes una misión y eres una promesa que tú sólo no puedes cumplir. Permanece en el Señor y en la comunidad que lleva su nombre!.

Equipaje indispensable para misioneros


Me gustaría señalar unas actitudes humanas y cristianas que ayudan para la sensibilización y preparación para la misión:

1. Dar verdad a nuestras expresiones religiosas.
Ilustremos esta exigencia con ejemplos:
La señal de la cruz al inicio del día, al inicio de la misa o al pasar delante de un templo puede ser un “garabato” sin alma y sin corazón o ser una sentida oración llena de gratitud por el don de la salvación ofrecida desde la cruz de Cristo.
Un sacerdote de edad estaba a mi lado en una eucaristía concelebrada. El arzobispo, que presidía la celebración, pronunció la oración-colecta con “metralleta”. El anciano a mi lado murmuró: “¡Qué manera de hablar con Dios!”. Oraciones dichas solamente con labios y cuerdas vocales, sin interioridad, son inútiles y pueden ser hipocresía.
También tomemos conciencia que la Palabra de Dios proclamada en la asamblea reunida solamente puede conmover e interpelar a los oyentes, si antes de proclamar la Palabra de Dios, la hemos hecho un mensaje vital para nosotros mismos.
Dando sentido y verdad a nuestras expresiones religiosas nos evangelizamos a nosotros mismos y, de repente, también a los que nos ven, escuchan y observan.

2. Hacer mejor lo que tenemos que hacer
Lo que es deber diario, muchas veces, es pesado y aburrido. Pues pongamos una pizca de alegría en este esfuerzo para que, por lo menos, se parezca a fidelidad y servicio a algo o a alguien.
No nos es fácil, valorar lo banal de nuestro quehacer diario como participación en la creación y evolución del mundo. Sin embargo, lo es y lo extraordinario tiene siempre como ingrediente mucho ordinario. En lo humilde que realizas cada día, tú puedes decir la calidad de tu vida, hacer percibir tus raíces invisibles.
También mira con ojos nuevos a los que cruzan cada día tu camino. Puedes pedirles servicio y ofrecerles tu servicio. Puedes preguntar por sus penas y sus alegrías. Puedes pedirles perdón y ofrecerles perdón. ¡Déjales discrepar contigo!, para que aprendas a vivir la comunión en la diferencia.
No hay una manera neutral de vivir. En todo lo que hagas, te acercas al Bien o te alejas del mismo. ¡Convierte lo ordinario de tu vida en opción por lo que es bueno y te sensibilizas a ti y a otros para una gran misión!

Discernir los signos de los tiempos
¡Si supiéramos ser contemporáneos de lo que sucede! Solo son contemporáneos de verdad quienes observan críticamente el acontecer y participan activamente en el alumbramiento del bien común.
Como creyentes podemos discernir en los acontecimientos producidos por decisión humana la presencia o la ausencia del Señor. Pues ¡toma posición! ¡Denuncia lo que es mentira y corrupción! ¡Entra solidariamente en iniciativas que promueven el bien común! ¡Defiende solo y mancomunadamente con otros los derechos y deberes humanos!
¡Sé un viviente, reconoce tus dones! Eres un surtidor de agua viva. ¡Da de beber con amabilidad, entrega y generosidad! y ya habrás dicho algo del que es la Fuente.

Sí, dando profundidad a lo muy ordinario y diario de nuestra vida, nos sensibilizamos y preparamos para la Misión Continental. Y si esta capa de mi ser no se evangeliza, desconfiaré de poses vistosos en la expresión de mi fe.