1. Aniversario patrio
a. Solemos vincular patria con el
lugar donde nacimos y éramos felices, donde hay gente que nos quiere,
donde conocemos y apreciamos curiosidades locales, donde podemos
compartir costumbres entrañables, donde estábamos y quisiéramos estar,
donde …
b. Vivimos en un mundo que no permite que
muchísima gente experimente patria. A muchos se destroza la patria,
porque les falta el pan de cada día, porque no tienen dónde cobijarse
porque se encuentran aterrados en medio en medio de guerras mortíferas,
porque son expulsados del lugar donde nacieron, porque viven la
inseguridad de los inmigrantes y refugiados, porque…
c.
Patria de verdad no existe. Es un sueño. Es una utopía, un lugar que
buscamos y esperamos, un lugar que todavía nadie pudo encontrar. Sin
embargo, patria entendida así puede hacerse impulso para combatir lo
“antipatrio” y transformar lo inhumano. Puede animarnos a compartir, a
unirnos en iniciativas de solidaridad, a encontrar y a vivir la dicha y
la responsabilidad en la experiencia del bien común.Los cristianos creemos que la patria plena y definitiva es un don por recibir y acoger.
2. Aniversarios con sabor chimbotano
a.
Hace pocas semanas el padre Gustavo Gutiérrez celebró su 90
aniversario. El Papa Francisco en su carta de felicitación le dice:
“Estimado hermano: Con motivo de tu 90 cumpleaños te escribo para
felicitarte y para asegurarte mi oración en este momento significativo
de tu vida.- Me uno a tu acción de gracias a Dios y también te agradezco
por cuanto has contribuido a la Iglesia y a la humanidad a través de tu
servicio teológico y de tu amor preferencial por los pobres y los
descartados de la sociedad. Gracias por todos tus esfuerzos y por tu
forma de interpelar la conciencia de cada uno para que nadie se quede
indiferente ante el drama de la pobreza y la exclusión.- Con estos
sentimientos te animo a que sigas con tu oración y tu servicio a los
demás dando testimonio de la alegría de Evangelio.- Y, por favor, te
pido que reces por mi.- Que Jesús te bendiga y la Virgen Santa te
cuide.- Fraternalmente, Francisco.”
b. En ese mes de
julio de 2018 se cumplen 50 años de una conferencia del Padre Gustavo en
Chimbote, donde propone por primera vez la perspectiva de la Teología
de la Liberación.
c. Durante ese mes de Julio de 1968 está en Chimbote José María
Arguedas. Alojado en la casa de los dominicos en Laderas del Norte tiene
acceso a la
ponencia de Gustavo. Al respecto escribe en el
¿Último diario? de “El zorro de arriba y el zorro de abajo”: ¿Es mucho
menos lo que sabemos que la gran esperanza que sentimos, Gustavo?
¿Puedes decirlo tú, el teólogo del Dios liberador, que llegaste a
visitarme aquí, a Lorena 1275, donde estuvimos tan contentos a pesar de
que yo en esos días ya no escribía nada? Claro; yo te había leído en
Lima esas páginas de Todas las sangres en que el sacristán y cantor de
San Pedro de Lahuaymarca, quemada ya su iglesia y refugiado entre los
comuneros de las alturas, le replica a un cura del Dios inquisidor, le
replica con argumentos muy semejantes a los de tus lúcidas y patéticas
conferencias pronunciadas, hace poco, en Chimbote”
3. Tu aniversario
a.
Sí, fiestas patrias también es tu aniversario. Procura encontrar un
rato de silencio. Da gracias a Dios por el amor que te tiene. Acoge
ese amor y pásalo en lo que eres y haces.
b. En este
aniversario patrio quisiera felicitarte por tu vocación. Recuerda: “La
misión en el corazón del pueblo no es una parte de mi vida, o un adorno
que me puedo quitar; no es un apéndice o un momento más de la
existencia. Es algo que yo no puedo arrancar de mi ser si no quiero
destruirme. Yo soy una misión en esta tierra, y para eso estoy en este
mundo. Hay que reconocerse a sí mismo como marcado a fuego por esa
misión de iluminar, bendecir, vivificar, levantar, sanar, liberar. Allí
aparece la enfermera de alma, el docente de alma, el político de alma,
esos que han decidido a fondo ser con los demás y para los demás” (E.G.
273).
c. En estas fiestas patrias festejemos juntos. Ya que sabes que soy cojo, no me hagas bailar.
4. Mi aniversario
a. “El Perú no es mi patria,
pero es patria mía”.
b. Aquí tenía que seguir naciendo, aprender a hablar, amar lo diferente, cambiar en medio de dificultades.
Aquí he plantado algunos geranios, algunos árboles.
Aquí he ayudado a construir algunas casas, escuelas e iglesias.
Aquí hemos reído y llorado juntos.
c. “Tengo el orgullo de ser peruano y soy feliz
de haber nacido en esta hermosa tierra del sol…”
miércoles, 4 de julio de 2018
jueves, 11 de mayo de 2017
“Vayan a Galilea…”
Para meditar esta consigna insistente del Resucitado a sus discípulos,
tengamos en mente y corazón el epílogo del Evangelio de Mateo (Mt
28,16-20). Más que clausurar
decorosamente un libro, estos versículos recogen y enfatizan aspectos
fundamentales del mismo. Encontramos aquí pautas importantes para
ser “Iglesia en salida, comunidad evangelizada”.
1.
“Los once discípulos
marcharon a Galilea.
v Tenían que salir del ambiente donde se encontraban con las puertas
cerradas y con miedo. Había que vincular la noticia de la resurrección de Jesús con las convivencias
que compartían con él en Galilea.
Era en Galilea donde “veían a Jesús con sus ojos, donde lo oyeron con
sus oídos y donde sus manos podían palpar su cuerpo” (cf 1 Jn 1,1-4). Había
que regresar a esta experiencia fundante de su comunión con Jesús. Había que recuperar esta patria chica de los
“primeros amores” a Jesús. Había que recordar a la luz de la
resurrección lo vivido por Jesús en Galilea, sus palabras y sus obras en
Galilea. “Vayan a Galilea, ahí me verán” (Mt 28,10).
v Galilea, vista desde Jerusalén, es poca cosa: tierra marginal,
sospechosa de rebeliones, heterogénea, marcada por influencias paganas, un
pueblo en tinieblas, sin conocimiento de la ley. “De Galilea no puede salir nada bueno, ningún
profeta”, así se decía. Ahora bien,
Jesús resucitado invita a los discípulos a fijarse en las heridas en sus manos,
pies y costado. Jesús resucitado mantiene la opción preferencial por los pobres
practicada durante su inserción en Galilea.
Al enviar a sus discípulos a Galilea, el resucitado
les envía a los lugares y a las realidades donde padecen y esperan los pobres
de este mundo. Los muchos damnificados por el Niño Costero en
Ancash y otros lugares del Perú están en Galilea. Están en Galilea los muchos
amenazados en el mundo por la guerra y la violencia, los muchos buscando
espacio y condiciones para vivir con algo de dignidad. Ustedes conocen perfectamente los lugares y
las situaciones de Galilea en Chimbote, en su vecindad y quizás en su propia
casa. También está Galilea dentro de
cada uno de nosotros. “Vayan a Galilea…”
2.
al monte donde Jesús los
había citado.
No se trata de una indicación geográfica. En el Evangelio de Mateo “el monte” tiene singular significación y es
manifestación de la autoridad de Jesús.
v Aparece al inicio del evangelio el
monte de las tentaciones (Mt 4,1-11).
Jesús tentado comparte plenamente la condición humana, pero obedece al
Espíritu que lo conduce al desierto.
v Ciertamente los discípulos de todos los tiempos siempre tienen que regresar al monte de las
bienaventuranzas para interiorizar el estilo de vida de Jesús y de sus
seguidores (Mt 5,1-12).
v Nunca deben olvidar los discípulos la
experiencia en aquel monte, donde Jesús,
conmovido por la compasión, atiende a mucha gente enferma y les da de
comer (Mt 15,29-39).
v Era también en el
monte que algunos discípulos podían ser testigos de la transfiguración de Jesús
por el amor de Padre que lo presenta como hijo
predilecto a quien hay que escuchar (Mt 17,1-8).
v Desde el monte Jesús
pronuncia su discurso escatológico para
invitarnos, en lo ordinario y desconcertante de la vida, a la fidelidad y la
vigilancia (Mt 24,3-44).
v También ahora en
Galilea y en todas partes está el monte de la resurrección de Jesús donde son citados sus discípulos para ser enviados al mundo
entero (Mt 28,16-20).
3.
Al verlo lo adoraron;
algunos sin embargo dudaron.
v Adorando a Jesús resucitado los
discípulos reconocen su identidad con Dios Padre. Ahora se realiza plenamente su nombre
anunciado al inicio del evangelio de Mateo: Emmanuel, Dios con nosotros.
v No importa tanto esa
duda. La comunidad
de Jesús siempre incluirá miembros débiles, miedosos, interesados e
incoherentes. Recordemos aquí una
reflexión sabrosa del Papa Francisco en una entrevista el 13 de marzo de este año: “La crisis es para crecer
en la fe. No se puede crecer sin
crisis. La crisis es parte de la vida y
una fe que no entra en crisis para crecer, generalmente permanece infantil”.
4.
Jesús se acercó y les habló
así: “Me ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra”
v El Resucitado no se
aleja de nosotros y de nuestro mundo. Se
acerca. Ahora su
encarnación se hace plena. Jesús nace
plenamente en la cruz. Su espíritu se
entrega y se ofrece a todos. “No nos
deja huérfanos…vuelve donde nosotros…nuestra tristeza se volverá
alegría…podemos hacer sus obras y aún mayores…” (cf Jn 14 y 16).
v Jesús, reivindica
autoridad suprema. En sus palabras resuena Daniel 7, 14 donde
Dios entrega al Hijo del hombre el reino eterno. Resuena también el himno pascual: “Por eso
Dios lo exaltó y le otorgó el Nombre que está sobre todo nombre. Para que al nombre de Jesús toda rodilla se
doble en los cielos, en la tierra y en los abismos, y toda lengua confiese que
Cristo Jesús es el Señor para gloria de Dios Padre” (Fil 2,9-11).
5.
Vayan al mundo entero,
v hagan discípulos a todos los pueblos,
Dejemos al Papa Francisco recordarnos el duro trabajo de la
evangelización: “La Iglesia en salida es la comunidad de discípulos misioneros
que primerean, que se involucran, que acompañan, que fructifican y festejan”
(EG 24). Toda la “Evangelii Gaudium” es recetario para hacer discípulos.
v bautícenles en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo
¡Qué desastre pastoral cuando el bautismo es reducido a un rito y su
recuerdo es una foto!
El bautismo es inserción en la dinámica y la comunión
de la Santísima Trinidad y se verifica en comunión y participación eclesial al
servicio de la fraternidad en el mundo.
v y enséñenles a guardar todo lo que yo les he mandado.
Sí, enseñar a guardar, a cumplir, a practicar.
“Una pastoral en clave misionera no se obsesiona por la transmisión
desarticulada de una multitud de doctrinas que se intenta imponer a fuerza de
insistencia. Cuando se asume un objetivo
pastoral y un estilo misionero, que realmente llegue a todo sin excepciones ni
exclusiones, el anuncio se concentra en
lo esencial, que es lo más bello, lo más grande, lo más atractivo y al mismo
tiempo lo más necesario. La
propuesta se simplifica, sin perder por ello profundidad y verdad, y así se vuelve
más contundente y radiante” (EG 35).
Y sepan, que yo estaré con ustedes todos los días hasta el fin del
mundo”.
¡Manos al pecho! ¿Es
esta promesa entrañable del Señor el fundamento de nuestra fe, la razón de
nuestra esperanza y el fuego de nuestra caridad?
martes, 13 de diciembre de 2016
“No tengan miedo, pues les anuncio una gran alegría” (Lc. 2,10)
“No
tengan miedo”
a. Los pastores en la campiña de Belén tenían miedo. No solo por el alboroto y los relámpagos durante aquella noche que desde entonces llamamos “noche buena”. El miedo era compañero del caminar diario de estos pastores. Tenían miedo de los poderosos y de sus servidores. Tenían miedo de ir al pueblo, donde eran mal vistos y despreciados. Tenían miedo, cuando un hijo o un miembro de su familia se enfermaba seriamente. Tenían miedo de los abigeos de arriba y de abajo. Tenían miedo uno del otro. Tenían miedo que se pierda uno de sus animalitos. Tenían miedo de la ley que no les amparaba. Tenían miedo de Dios que los tenía castigados.
b. Hoy el miedo destroza muchas vidas.
Los continuos bombardeos sobre los pocos barrios todavía habitados en Alepo de Siria infunden un miedo que impide respirar, conversar, dormir, pensar y prever el mañana.
El miedo salta de los ojos de los refugiados amontonados en esa embarcación frágil que surca las aguas del Mediterráneo. Los sobrevivientes enfrentarán con miedo miradas que no les dan la bienvenida, controles severos, idiomas desconocidos, demoras insoportables en largas colas, un futuro más que incierto.
a. Los pastores en la campiña de Belén tenían miedo. No solo por el alboroto y los relámpagos durante aquella noche que desde entonces llamamos “noche buena”. El miedo era compañero del caminar diario de estos pastores. Tenían miedo de los poderosos y de sus servidores. Tenían miedo de ir al pueblo, donde eran mal vistos y despreciados. Tenían miedo, cuando un hijo o un miembro de su familia se enfermaba seriamente. Tenían miedo de los abigeos de arriba y de abajo. Tenían miedo uno del otro. Tenían miedo que se pierda uno de sus animalitos. Tenían miedo de la ley que no les amparaba. Tenían miedo de Dios que los tenía castigados.
b. Hoy el miedo destroza muchas vidas.
Los continuos bombardeos sobre los pocos barrios todavía habitados en Alepo de Siria infunden un miedo que impide respirar, conversar, dormir, pensar y prever el mañana.
El miedo salta de los ojos de los refugiados amontonados en esa embarcación frágil que surca las aguas del Mediterráneo. Los sobrevivientes enfrentarán con miedo miradas que no les dan la bienvenida, controles severos, idiomas desconocidos, demoras insoportables en largas colas, un futuro más que incierto.
Se tiene miedo de decir la verdad, de prestar un libro, de denunciar deberes y derechos, de nadar contra la corriente…
c. Reconoce que tienes miedo: Hay
inseguridades sembradas en tus genes. En muchas vidas se dan experiencias que
deprimen. La imperante competividad y
rivalidad son fuentes de miedo. Hay
miedo, cuando la enfermedad seria golpea tu vida o la de un ser querido. El pecado puede tener sus secuelas de
miedo. Tu muerte o la del ser querido
suele provocar miedo.
Pues, haz el inventario de tus
miedos y opta por una fe que venza al miedo.
“Les
anuncio una gran alegría”
a. “El pueblo que caminaba en la noche
divisó una luz grande. Habitaban en
oscuro país de la muerte, pero fueron iluminados… los has colmado de
alegría…pues el yugo que soportaban y la vara sobre sus espaldas, el látigo de
su capataz, tú los quiebras…Porque un niño nos ha nacido…: consejero admirable,
Dios fuerte y siempre Padre, príncipe de la paz” (Cf. Is 9,1-6).
El poeta Antonio
Machado pregunta:
“Di, ¿por qué acequia
escondida,
agua vienes hasta mí,
manantial de nuestra
vida
de donde nunca bebí?”.
Dios, para acercarse a
nosotros, se hace pequeño, frágil y dependiente como un niño recién nacido,
expuesto a la intemperie, sometido al sentido y sin sentido de las leyes del
lugar, compartiendo nuestras inseguridades y padeciendo nuestros miedos.
“El cual, siendo de
condición divina, no codició el ser igual a Dios sino que se despojó de sí
mismo tomando condición de esclavo…se rebajó a sí mismo, haciéndose obediente
hasta la muerte y muerte de cruz”. (Cf. Flp 2,5-11).
b. Jesús mantendrá con fidelidad el
rumbo señalado por su nacimiento en Belén.
Lo implementará durante
los largos años de silencio y convivencia con los humildes de este mundo en
Nazareth. El encuentro con él siempre
significará un renacimiento: lo experimentan los enfermos, los pecadores, los
oprimidos y buscadores de vida verdadera.
c. Jesús crucificado comparte el miedo
y la soledad más grandes del corazón humano.
“Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?” (Mt
27,46). En la cruz su nacimiento
iniciado en Belén alcanza plenitud: “El levantado en alto es el Yo soy” (Jn
8,28): el Dios que vive y hace vivir.
“El levantado en alto” atraerá a todos hacia él” (Jn 12,32).
¡Alegrémonos!
Jesús naciendo en Belén comunica la Buena Nueva de la Salvación en primer lugar
a los pobres de ese mundo: asume lo que nos da miedo; comparte nuestras
inseguridades. Pierde su vida para
encontrarla. Llora, cuando sus amigos
tienen que llorar. “No nos deja
huérfanos” (Cf. Jn 14,18). “Nuestra tristeza se convertirá en alegría” (Cf. Jn
16,20).
“Y
he aquí que yo estoy con ustedes todos los días hasta el fin del mundo” (Mt
28,20).
viernes, 25 de noviembre de 2016
“Tus ojos me miran siempre y yo vivo de tu mirada”
Encontré el título en una oración
de Romano Guardini. Me sirve para decir
lo que quiero decir: debemos mirarnos a
nosotros mismos con misericordia; sí, tener compasión de nosotros mismos.
1. Es más que probable que las y los que hemos vivido
regular tiempo, hemos pasado por trechos
de vida complicados y experiencias desconcertantes. Cada una y cada uno sabe de las realidades
que, con culpa o sin culpa personal, permanecen como sombras que nos impiden
amarnos a nosotros mismos. Estas sombras que marcan nuestra historia, que nos
dividen, que nos quiebran, que duelen y no nos dejan caminar con viento en
popa.
2. El mártir y teólogo protestante Dietrich
Bonhoeffer, en la cárcel, compone ese maravilloso y dramático testimonio del
ser humano preguntándose:
“¿Quién soy?
¿Quién soy?
Me dicen a menudo
que salgo de
mi celda
sereno, risueño y firme,
como un noble de su palacio.
¿Quién soy? Me dicen a menudo
que hablo con los carceleros
libre, amistosa y francamente,
como si mandase yo.
¿Quién soy? Me dicen también
que soporto los días de infortunio
con indiferencia, sonrisa y orgullo,
como alguien acostumbrado a vencer.
¿Soy realmente lo que otros dicen de mí?
¿O bien solo soy lo que yo mismo sé de mí?
intranquilo, ansioso, enfermo, cual
pajarillo enjaulado,
esforzándome por poder respirar, como si
alguien
me oprimiese la garganta,
hambriento de colores, de flores, de cantos
de aves,
sediento de buenas palabras y de proximidad
humana,
temblando de cólera ante la arbitrariedad y
el menor agravio,
agitado por la espera de grandes cosas,
impotente y temeroso por los amigos en la
infinita lejanía,
cansado y vacío para orar, pensar y crear,
agotado y dispuesto a decir adiós a todo.
¿Quién soy? ¿Este o aquél?
¿Soy hoy este, mañana otro?
¿Seré los dos a la vez? ¿Ante los hombres
un hipócrita,
y ante mí mismo un despreciable y
quejumbroso débil?
¿O bien, lo que aún queda en mí semeja el
ejército batido
que se retira desordenado ante la victoria
que tenía segura?
¿Quién soy? Las preguntas solitarias se
burlan de mí.
Sea quien sea, tú me conoces, tuyo soy, oh
Dios.
3. Es impactante el grito de Pablo en Rm 7,14-25:
“Realmente, mi proceder no lo comprendo; pues no hago lo que quiero, sino que
hago lo que aborrezco…no hago el bien que quiero, sino que obro el mal que no
quiero”. Se confrontan dolorosamente en
Pablo la bondad de la ley de Dios y el poder del pecado: “Y, si hago lo que no
quiero, no soy yo quien lo obra, sino el pecado que habita en mí”. Desde
esta “tirantez” fundamental en cada ser humano Pablo anhela ser revestido de la
justicia que gratuitamente le ofrece Cristo, su Salvador. “Allí donde abunda el pecado, sobreabunda la
gracia” (Rm 5,20).
4. Jesús “viene a buscar y salvar lo perdido” (Lc
19,10). Viene para que “tengamos vida y
vida en abundancia” (Cf Jn 10,10).
Libera a María de Magdala de sus siete demonios que la hostigan y
amenazan su libertad (Cf Mc 16,9). Jesús
toma la iniciativa de ir al encuentro del Leví (Cf Mt 9,9-13) y de Zaqueo (Cf
Lc 19,1-10) que lo esperaban y buscaban para levantarse y ser ellos mismos. Jesús se acerca al temido enfermo de Gerasa y
lo libera de sus tormentos (Cf Mc 5,1-20).
Jesús mantiene la amistad al discípulo Pedro sacudido por conocidas
incoherencias. Los “milagros” de Jesús en los Evangelios, más que “signos y prodigios”
son manifestaciones de la misericordia de nuestro Dios. “Cuando se
manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador y su amor a los hombres, él nos
salvó, no por obras de justicia que hubiéramos hecho nosotros, sino según su
misericordia, por medio del baño de la regeneración y de renovación del
Espíritu Santo, que derramó sobre nosotros con generosidad por medio de
Jesucristo nuestro Salvador, para que, justificados por su gracia, fuéramos
constituidos herederos, en esperanza, de vida eterna”. (Tt 3,4-7).
5. La vivencia de la fe en Cristo nos ofrece poderosas
razones para integrar nuestras sombras en la luz de la misericordia que nos
ilumina hoy y ahora. Con humildad amémonos a nosotros mismos a
pesar de los moretones, visibles e invisibles, que golpes, maltratos, caídas y
errores han dejado en nosotros. ¡Amémonos humildemente como nuestro Dios
nos ama y porque Él nos ama!
Todo mi
pasado, lo que he padecido, lo que he hecho y omitido de hacer, permanece en la
actualidad de mi vida. Mi respuesta
generosa a la gracia del Señor hoy purifica y redime las sombras en mi pasado.
6. “Gratuitamente han recibido; ¡den también
gratuitamente!” (Mt 10,8). Una vida
bañada en la misericordia de nuestro Dios se verificará en lo ordinario de la
vida cotidiana, optará por la ecología integral que nos propone el Papa
Francisco: “Una ecología integral también está hecha de simples gestos
cotidianos donde rompemos la lógica de la violencia, del aprovechamiento, del
egoísmo… El amor lleno de pequeños gestos de cuidado mutuo, es también civil y
político y se manifiesta en todas las acciones que procuran construir un mundo mejor” (Laudato Si´).
7. Un cuento para terminar: Un peregrino, en pleno
sol, camina por la plaza pública.
Derrepente se fija en la sombra que echa su persona y no deja de
acompañarlo. Como nunca se asusta.
Empieza a correr para escaparse de su sombra. No logra liberarse de su sombra.
Corre hasta derrumbarse exhausto y muerto en el suelo.
¿Qué hubiera
debido hacer nuestro peregrino? Descansar en la sombra de un árbol frondoso. Descansar en las sombra de la Cruz de
Cristo que absorbe y diluye tu sombra.
Y ya que me
viene a la mente la frase de un personaje en una obra de Paul Claudel, la
comparto con ustedes: “Soy la promesa
que no puedo cumplir”.
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